Published on julio 19th, 2013 | by Home Sapiens
1La dura vuelta a casa
El estrés post vacacional empieza 50 kilómetros antes de llegar a casa. ‘¿Estará todo bien?’; ‘me toca poner una lavadora’; ‘hay que ir a hacer la compra’; ‘¿se habrá vuelto a llenar todo de polvo?’… y así cientos de cuestiones se van pasando por la cabeza de quien hace sólo unas horas disfrutaba de un baño en la playa o respiraba aire puro lejos de la ciudad. Pero que nadie os engañe, lo peor está por llegar.
Es abrir la puerta de casa y que una ola de calor os golpee en la cara. El termostato marca 30 grados (de nada ha servido dejar las persianas bajadas) y, como os temíais, el polvo se ha hecho fuerte en vuestra ausencia. La nevera, efectivamente, está prácticamente vacía y las pocas cosas que quedan se han caducado o han mutado. ¡Hasta el sofá ha perdido la forma de tus posaderas y te cuesta encontrar la postura!.
Por si fuese poco, los restos que amenazaban con atascar el fregadero semanas antes han hecho finalmente bola, por no haber sido convenientemente empapados, y te toca arreglarlo si quieres volver a usar el grifo. Al final, optas por dejar la maleta sin abrir, prometerte que pondrás varias lavadoras al día siguiente, quitarte la ropa para combatir el calor y enchufar Internet de nuevo para pasar unas cuantas horas más de vacaciones, aunque sean virtuales.
Lo de dejar la maleta cerrada hasta el día siguiente es un clásico!! (o los dos días siguientes…)
Muchos ánimos, home sapiens! Todo pasa y todo llega… a pensar en las próximas vacaciones 🙂