El papel film lo carga el diablo
Todos nos hemos desesperado en la cocina tratando de encontrar el borde al papel de cocina transparente y nos hemos cabreado cuando tras encontrarlo y tirar de él veíamos cómo los extremos se iban plegando hasta hacerse una bola inservible. Estamos seguramente ante uno de los instrumentos más odiados entre los emancipados más torpes, entre los que nos tenemos que incluir.
Ya puedes intentar desenrollarlo con cariño, fijar las esquinas a la mesa para evitar que se arrugue o, incluso, cortarlo con una tijera en lugar de usar el inútil cortador que viene en la caja para reducir las posibilidades de fracasar… pero no hay forma. Siempre acaba convirtiéndose en una tarea odiosa, que logra sacarnos de nuestras casillas.
Se le han dado mil usos a este producto del diablo: cubrir los tatuajes, ponérselo alrededor de la cintura para adelgazar unos kilos, gastar bromas a los amigos, embalar maletas… Todos ellos parecen sencillos comparados con cortar un trozo a medida para congelar unos simples filetes de pollo. La tarea más fácil del mundo se acaba convirtiendo en un quebradero de cabeza.
Sabemos que muchos de vosotros estaréis ahora mismo despotricando (aunque sólo sea en vuestra mente) contra el papel transparente de cocina… podéis estar seguros de que contáis con nuestro cariño y comprensión. No estáis solos. ¡Odio eterno al papel film!