Published on noviembre 17th, 2014 | by Home Sapiens
1La pelusa ninja
La pelusa no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y en el caso de muchos pisos de estudiantes adquiere, incluso, el rango de compañero de habitación. Escapa de la escoba, de la fregona y de la aspiradora para aparecer en el momento menos apropiado en medio del salón. Llegado este punto, lo mejor es ponerle nombre y hacerle hueco bajo el colchón.
No hay nada peor que recibir la visita de tus padres o de unos amigos y ver que de repente, sin previo aviso, esa pelusa sobrealimentada se pasea por medio del salón (como una de esas bolas de paja que aparecen rodando por el desierto en las películas de vaqueros). ¿Quién no ha pasado alguna vez por esa tensa situación?
Mientras tanto, estos seres se esconden debajo de la cama, detrás del armario o en alguna esquina… pasando desapercibidos, pero siempre al acecho. Los pisos de los jóvenes emancipados suelen ser uno de sus hábitats preferidos, donde encuentran el entorno ideal para crecer y prosperar. Es el Harvard de las pelusas.
En cualquier caso, es importante ser conscientes de que no hay ninguna casa que esté libre de ellas, que para algo son ninjas. Aunque bien es cierto que su promedio de edad suele variar en función de los inquilinos (y de lo guarros que éstos sean). Ya nos contaréis qué tal lleváis este asuntos vosotros. No escatiméis en los detalles…
¡Maldita pelusa! Siempre se resiste a desaparecer. Basta que recojas todo para una ocasión especial, para que reaparezca como si nada…