Published on febrero 20th, 2015 | by Home Sapiens
0Contrabando de tuppers
Llegar al bloque de pisos de tus padres con una bolsa a rebosar de tuppers vacíos e intentar no coincidir con muchos vecinos por el camino entre el portal y el quinto piso… ¿Qué van a pensar de un/una joven de casi treinta años que todavía sobrevive semanalmente gracias a la comida casera de los papis? Qué vergüenza. Es entonces cuando una simple entrega de tuppers se convierte en una escena propia de una película sobre contrabando.
Comprobar desde el coche que la entrada al portal está despejada, avanzar con sigilo hasta el ascensor y disimular la pedazo de bolsa que llevas a cuestas si has tenido la mala suerte de cruzarte con la vecina. “¿A hacer una visita a los padres?”, dice ella mientras mira de reojo la montaña de tuppers. Te ha pillado…
Al final, lo importante es que la entrega llegue a tiempo. De lo contrario, tendrás a tus padres nerviosos al otro lado del teléfono preguntándose cómo te van a hacer llegar la mercancía. Y ojo con esto, porque si unos padres son pesados por definición, como ya tengas sus tuppers durante mucho tiempo en casa pueden hacerte la vida imposible. Un padre puede llegar a perder con el tiempo la vista, la memoria, le vergüenza… pero nunca (nunca) uno de sus tupper.
Nosotros solemos decir que la emancipación es como una segunda infancia, en la que tienes que volver a aprender de cero, pero por suerte contamos con ese cordón umbilical que son los tuppers de papá y mamá. Intentad alargar este vínculo el mayor tiempo posible (aunque sea mediante el contrabando) antes de que corten por lo sano.