Published on junio 22nd, 2016 | by Home Sapiens
1Una alternativa práctica/plástica para quienes no saben cuidar las plantas
Hoy nos volvemos a confesar en público: nuestras plantas han muerto. Hace algo más de un año preparamos con ilusión nuestras jardineras, abonamos y plantamos romero, perejil, hierbabuena, aloe vera y una planta (no recordamos el nombre) que nos aseguraron que no se moriría nunca… ¡No sabían con quién hablaban! Qué desastre…
Parte de la culpa, evidentemente, es nuestra. Empezamos con mucha ilusión, regando regularmente e, incluso, podando cada cierto tiempo, pero poco a poco nuestro despiste nos llevó a dejar a las plantas largas temporadas sin echar un trago. La situación de nuestra ventana tampoco ayuda: demasiadas horas de luz directa, unidas al calor de las últimas semanas, han dado la puntilla final a las plantas.
El único que resiste es el ficus enorme del salón, que al estar en el interior ha aguantado mejor los golpes de sol. Está hecho todo un campeón. Visto lo visto, y teniendo en cuenta que queríamos seguir teniendo un poco de color en la jardinera de la ventana, nos hemos decidido a probar las plantas de plástico. Ya sabemos que no es lo mismo, pero algo es algo.
Nosotros hemos optado por el Ikea para hacer la compra. Con ocho plantas pequeñas hemos cubierto casi todo el espacio que teníamos en el alféizar de la ventana. En total, han sido cerca de 40 euros (a una media de cinco euros por planta). No es una ganga, pero lo que está claro es que van a durar mucho tiempo. O al menos eso es lo que esperamos…
Hemos optado por las más clásicas y las más fáciles de combinar. Creemos que es mejor el plástico que la tela para aguantar a la intemperie, con colores claros a ser posible porque con el sol o la lluvia se pueden ir apagando los tonos más llamativos.
Al final, el resultado es de lo más llamativo y vistas desde un par de metros de distancia hay que reconocer que estas plantitas de plástico dan el pego. Seguro que en un par de meses los vecinos se estarán preguntando cómo somos capaces de mantener las plantas tan bonitas en pleno verano.
Tampoco vamos a tener que dejar un riego automático cuando nos vayamos de vacaciones (ni pedir a un familiar que vaya a tu casa a hacerlo, para que además acabe en tu sofá bebiéndose una de tus cervezas). Está claro que nunca será lo mismo que tener unas plantas de verdad, pero podemos sacarle un buen puñado de ventajas.
Os dejamos un par de fotos del resultado final. Lo mejor de todo es que apenas nos ha llevado cinco minutos colocarlo todo. Eso es muy tentador para muchos jóvenes emancipados que quieren ser los reyes del ‘postureo’. El colmo de la vaguería.
¡Muy bonito ha quedado! A partir de septiembre viviré lejos del nido de papá y mamá y quería poner alguna plantita en mi habitación para que me hiciese compañía. Probaré primero con una de verdad y si no sobrevive a la combinación piso compartido+universidad exigente pues ¡a Ikea! Qué le vamos a hacer.