Emigrantes españoles en ‘pisos patera’ de Londres
En los primeros meses de 2011, coincidiendo con uno de los momentos más duros de la crisis, 25.000 españoles se apuntaron a la seguridad social británica. La inmigración española creció durante este periodo a un ritmo superior a la paquistaní, polaca o india. Y eso que éstos que quedan registrados son los privilegiados, los que encuentran un trabajo con contrato… Otros miles emigran a ciudades como Londres con la falsa esperanza de ser los próximos en aparecer en ‘Españoles por el mundo’ y acaban, si un golpe de suerte y de descaro no lo evita, en habitaciones plagadas de gente al estilo de los ‘pisos patera’.
Salvando las distancias con la situación que viven muchos de los inmigrantes africanos que han llegado a España en la última década, los jóvenes españoles están saliendo del país con sus pocos ahorros y alojándose por 250 libras al mes en los pisos más baratos, sucios y alejados de la zona centro de la capital inglesa. Estas casas están plagadas de ‘exiliados laborales’ y no queda más remedio que compartir habitación con, al menos, otras tres personas y acabar durmiendo en una endeble litera.
El sofá del salón también se alquila y los turnos de espera en el baño son eternos. Así vivirán los jóvenes durante meses hasta que puedan encontrar un trabajo que les permita alquilar una habitación para ellos solos por unas 550 libras al mes (con suerte) o hasta que se acabe el dinero y tengan que volver a España. Y es que no siempre es tan fácil como lo pintan…
“Al menos habrás practicado inglés”, dirán los amigos. “Ya has vivido una aventura”, se jactarán desde el Gobierno. Sin embargo, no es consuelo suficiente cuando uno tiene que enfrentarse de nuevo al desolador panorama laboral que les espera a los jóvenes en España. Por suerte, somos emigrantes de primera y la mayoría tiene a la vuelta una cama donde poder dormir (en casa de los padres normalmente), así como una nevera más llena y con menos ‘post-it’ de la que ‘disfrutaba’ en Londres.
Desde enero de 2011 han emigrado un total de 117.523 españoles, mientras que a España (en ese mismo periodo) han llegado unos 9.000 inmigrantes irregulares. Habrá quien seguirá diciendo que “vienen para robarnos el trabajo”, pero para que eso sea verdad van a tener que irse también a Londres, porque dentro de poco aquí no van a tener nada que quitarnos. Parece que también hay quienes no les quieren ver por los hospitales públicos, pero esos mismos esperarán que curen a sus hijos cuando les ocurra algo mientras se buscan la vida fuera de España.
TESTIMONIOS
Todos tenemos algún amigo que ha salido del país con destino a Inglaterra y nos van contando su experiencia. Los primeros días se los pasaban buscando piso como locos, en algunos casos recurriendo a agencias y propietarios sinvergüenzas que tratan de engañarles: “La mayoría de las casas que nos enseñaban por el precio que podíamos pagar eran casas basura… y cuando digo basura no exagero, hemos llegado a ver habitaciones con la cama llena de colillas”, nos explicaban.
En este tipo de negocios, se suelen firmar contratos por seis meses que sólo se pueden romper (recuperando tres cuartas partes del depósito) si encuentras a alguien que ocupe tu lugar en la casa. Alguno de los amigos que han tenido que volver a España cuentan como cada lunes (día de pago, porque todos los precios se desglosan por semanas) “lo habitual era ver al tío de la agencia de habitación en habitación para recoger el dinero”.
Por si fuese poco, y aunque se trata de casos aislados, la crisis está provocando que aumenten los actos racistas en Gran Bretaña, poniendo a algunos inmigrantes españoles en el punto de mira. “¡Abusáis!, venís aquí a suplicar caridad alegando pobreza. Pagamos impuestos por vosotros, gilipollas, y nos estamos hundiendo en esta crisis”, le gritaba Elizabeth, una mujer de 51 años, a dos jóvenes estudiantes (una de ellas española) que aguardaban su turno en la sala de urgencias de un hospital.
El propio primer ministro británico, David Cameron, reconoció hace apenas unos meses que cabía la posibilidad de restringir la inmigración de griegos y otros ciudadanos de la eurozona afectados por la crisis de deuda soberana europea en caso de “presiones y tensiones extraordinarias”.
Podría llegar el momento en el que los países del norte de Europa nos traten igual que nosotros tratamos a los inmigrantes africanos. Quizás entonces aprendamos la lección… Cuando la crisis golpea, vamos conociendo las diferentes caras de la emigración. Por eso, si no queremos que nuestro buque encalle, deberíamos empezar por evitar que las pequeñas pateras naufraguen en la puerta de nuestra casa. Pero la memoria es frágil… y hace aguas.
Sobre el autor
Home Sapiens Alicia y Sergio. Diseñadora gráfica y periodista. Dos amantes de los viajes que han dejado todo durante un año para recorrer el mundo y contar sus aventuras en este blog.
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