Y tú cómo los prefieres… ¿arriba o abajo?
Hoy nos enfrentamos en esta entrada del Diario Gráfico a un auténtico dilema. A lo largo de la historia mucha gente ha intentado dar con la respuesta correcta, pero quizás no exista. Contestadnos vosotros… ¿cómo los preferís, arriba o abajo? No seáis mal pensados, que estamos hablando de los vecinos. Sabemos que en la mayoría de los casos la relación no es demasiado placentera, pero siempre habrá una posición mejor que otra, ¿no creéis?
Sacamos este tema a debate público después de la reciente llegada de nuestro vecino de arriba, que ha hecho su entrada por la puerta grande: movimiento de muebles, golpes de martillo, taladro, quién sabe si algún baile que otro… Durante esa semana los gritos de los vecinos de abajo nos parecieron poca cosa (y creednos cuando os decimos que están para ir directamente al loquero).
Desde nuestro punto de vista tener a los vecinos abajo es una garantía. Te aporta un plus de superioridad que puedes utilizar a tu favor cuando la situación lo requiera. Siempre es más fácil mover un par de sillas o echarse una partida a las canicas (porque vosotros también creéis que vuestros vecinos jueguen a las canicas, ¿no?) cuando estés cabreado por los ruidos a tener que ir a por la escoba para dar unos golpes en el techo.
De todas formas, cada vecino es un mundo y de eso hablaremos con más calma la semana que viene. Será entonces cuando os pidamos que nos contéis cómo son vuestros compañeros de bloque. De momento sólo os hacemos esta sencilla pregunta: ¿les preferís arriba o abajo?
Donde no los recomiendo yo es al lado. Mis vecinos me despiertan cada sábado y festivo a las nueve de la mañana dando voces (ni siquiera necesitan discutir, ellos simplemente hablan alto). Casi todos los días tienen su sesión de cosquillas de hora y media, y cuando ella está de resaca, llora durante toda la mañana como si fuese su primer día de parvulario.