La frustración de quienes no pueden irse de casa de los padres
La ecuación es sencilla. Los expertos ven en la emancipación el salto a la vida adulta (ligada a una independencia económica), pero la crisis está retrasando drásticamente la edad en la que los españoles dan ese paso. Por lo tanto, los jóvenes no dejan de ser jóvenes y este hecho provoca un “peligrosísimo” aumento de los casos de frustración entre el colectivo, según denuncia la Fundación de Ayuda contra la Depresión (ANAED).
Así lo explicaba en unas declaraciones a la agencia de noticias Europa Press el coordinador nacional de ANAED, José Ramón Pagés Lluyot, quien sin embargo no aludía directamente a la edad media a la que los jóvenes españoles abandonan la casa de los padres, que se sitúa por encima de los 30 años, una de las más altas de Europa y del mundo. “Estamos alargando la juventud y haciendo que los jóvenes no aprendan a enfrentarse a los problemas de la vida sin la ayuda de sus padres”, argumenta el experto.
Esta depresión, que afecta a muchos jóvenes, está relacionada con brotes de ansiedad, trastornos del sueño, cambios de humor y problemas con la alimentación. Una situación que se agrava por el aumento del uso de las redes sociales como principal medio de relación con su entorno. “Las redes sociales son los mejores instrumentos para estar solos, mientras que nos creemos que estamos acompañados”, añade Pagés Lluyot.
Esta misma semana el Observatorio de Emancipación Nacional, dependiente del Consejo de la Juventud de España, publicaba datos relativos a Andalucía, una comunidad autónoma que suele servir de ‘termómetro’ de la situación general en el país. En concreto, el Observatorio informaba de que casi el 80 por ciento de los andaluces menores de 30 años aún viven con los padres, una cifra exageradamente alta que, sin embargo, sólo supera en dos puntos a la media nacional.
Los jóvenes también tratan de dar una respuesta crítica a estos datos, ya que no sólo depende de ellos cambiar la realidad en la que viven. La presidenta en Andalucía del citado organismo, Lorena Rodríguez, denuncia que “la juventud se está quedando al margen del sistema”, fruto de una serie de políticas que han provocado una “alta tasa de desempleo”, así como una “precariedad y temporalidad” en las ofertas laborales destinadas al colectivo.
¿CUÁNTO HEMOS TRABAJADO HASTA LOS 30 AÑOS?
Un español medio llega a los 30 años habiendo trabajado una media de 4,7 años. Seguro que a mucha gente la parece una cifra incluso elevada, sin embargo, está muy por debajo de la mayoría de los países de la OCDE (superando sólo a italianos y griegos). En Alemania, por ejemplo, a esa edad los jóvenes ya han acumulado casi 9 años de trabajos remunerados, tres de ellos compaginándolos con los estudios. En Suiza y Holanda superan los 10.
Así se entienden las diferencias a la hora de tener el dinero necesario como para emanciparse. Al fin y al cabo, el tiempo que hemos trabajado y los recursos económicos de los que disponemos son los que marcan la capacidad para irse a vivir lejos de casa de los padres. Si a esto se le suma la falta de ayudas del Gobierno para dar este paso, la situación se complica sobremanera.
Ahora bien, ¿de quién es la culpa? ¿De los jóvenes que no empiezan a trabajar antes? ¿Del Gobierno y las empresas que no dan las oportunidades adecuadas? Seguro que no hay una sola respuesta, pero lo que está claro es que estamos ante un grave problema. España está perdiendo a parte de una generación, que tiene que dejar ya se ser joven, pero que no sabe cómo ser adulta.