Published on febrero 10th, 2014 | by Home Sapiens
0Un portero (de todo menos) automático
Hay cajas fuertes en algunos bancos de Suiza más accesibles que la entrada de nuestra urbanización. Se comenta por ahí que hasta los Testigos de Jehová han desistido en su intento por acceder al edificio. Y es que los nuevos (y mal llamados) telefonillos automáticos nos traen por la calle de la amargura. Seguro que también a muchos de vosotros.
“¿Hay que poner el número y después pulsar en la campanita?, ¿es necesario marcar los ceros a la izquierda? , ¿no era primero la campana?, ¿el número de acceso del 2ºA es el que está escrito al lado del 2ºA?. Casi mejor me espero a que salga algún vecino…”. Cada vez que tenemos visita se repite la misma historia.
Más de cien hogares divididos en seis portales; con cuatro pisos por portal; seis números por piso; y una clave de cinco dígitos para cada uno de ellos. Más que la entrada a una urbanización parece el examen de acceso a una Ingeniería. Además, por si fuese poco, no hay opción de usar el comodín de la llamada y aunque sepas que la visita está esperando en la puerta de abajo, tendrá que marcar si quiere entrar. O esperar a que bajes tú a buscarles.
Uno de los abuelos de Sergio, que en paz descanse, tenía la costumbre de hacer una cruz con la punta de la llave junto al botón del telefonillo que correspondía al piso de cada uno de los familiares… De esta forma, suplía la falta de memoria. Ahora el pobre tendría que hacer algoritmos junto al portero automático para poder entrar. ¡Ojo con estos nuevos inventos!.